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El régimen ha perdido la calle. El fracaso en la convocatoria se ha repetido y Maduro jamás asumirá que es su culpa así que es fácil apuntar al segundo del partido Diosdado Cabello a quien le han disparado donde le duele: Le han removido parte fundamental de su cuota de poder en el Tribunal Supremo de Justicia, a su “amiga”, la magistrada Bárbara César Siero. Además, han acusado a sus dos hermanos, el teniente coronel Guillermo Enrique y el mayor Guillermo Henry César Siero de estar en una conspiración.

La magistrada tenía en sus manos el caso más importante para la dictadura: la inhabilitación de María Corina Machado. Recordemos que Diosdado no ha dejado de repetir que la candidata opositora de la unidad “no pasará”, confiado en que su compañera en el TSJ cumpliría con velocidad y diligentemente sus instrucciones. 

Jorge Botti y Jorge Roig, ambos expresidentes de Fedecámaras, disertaban relajadamente sobre las perspectivas del país para este año. Conversar sobre ese tema en un medio de comunicación venezolano es como caminar descalzo sobre vidrios: el riesgo de decir algo que moleste al régimen es elevado. Con ellos ese peligro quedó descartado, al contrario, su posición se presentó absolutamente conveniente para Nicolás Maduro.

Digamos que Botti y Roig pueden ser considerados como representantes de parte importante del empresariado venezolano. Y digamos también, que en su derecho como ciudadanos preocupados por su capital -que no tiene corazón- y tal vez tapándose la nariz y cerrando los ojos, han decidido hacer buenas migas con el régimen.

 

El hartazgo y la desesperación han disipado el miedo a una tiranía. El esfuerzo por imponer la mentira de la supuesta felicidad aprovechando las fiestas decembrinas solo ha servido para organizarse para la necesaria protesta. Anunciar el regreso a clases parece una burla. Lo es cuando tres millones y medio de niños y jóvenes están fuera del sistema escolar, entre otras razones porque sus padres no tienen dinero ni siquiera para alimentarlos. 

El implacable discurso de los maestros acusando a Maduro por haber pulverizado el salario de los trabajadores, haberles despojado de primas y bonos, por llevar a la involución los derechos laborales arrasando con las convenciones colectivas, por eliminar el vaso de leche escolar y haber colaborado en la destrucción de la infraestructura al cortar toda fuente que soportara el mantenimiento de las escuelas, son parte de las razones para un justo reclamo contundente y masivo.

 

Maduro, contrario al pensamiento de muchos, no es bruto. Y ha aprendido. Así que él sabe que el odio -merecido- del pueblo venezolano es su sentencia de muerte. Le toca entonces tomar una decisión en un momento en que parece ineludible tener que acudir a un proceso electoral que le urge evitarlo así que cualquier subterfugio ha de ser considerado en el análisis, en especial un conflicto bélico con Guyana que por eso debe mantenerse en el radar, más ahora, cuando los números le reiteran a Maduro lo que no quiere oír: el estruendo del derrumbe de su imagen, la rabia por haber deshilachado un país, el rechazo de un pueblo que quiere votar y que ha perdido el miedo.

Sí, es evidente que a Maduro sus enemigos internos le preocupan tanto o más que la oposición. Los de su jauría van con ventaja en maldad. Llevan la formación del vicio, el entrenamiento de la ruindad, de la amoralidad, la deslealtad, la ambición, todo lo que él encarna. 

En Venezuela el presupuesto de los bomberos es exiguo, las instalaciones se desmoronan, los equipos de rescate y de protección del personal están deshechos, ni hablar de los salarios o cualquier condición contractual.

Como en el resto del mundo los bomberos son la máxima expresión del servidor público. Siempre son ignorados por Nicolás Maduro. A sus actos internos nunca asiste. Para ellos no hay deferencia. Su desprecio es básico: no tienen poder de fuego. No son ellos los que lo sostienen en el poder. Los otros reprimen, los bomberos salvan vidas, incluyendo a las víctimas de los cuerpos represivos. 

Sobran los relatos de bomberos que, sin agua, sin uniforme, sin equipos, han arriesgado su seguridad, demostrando su nivel de entrega para evitar que alguien muera. En Venezuela lo hacen además sin haber podido alimentarse y con la preocupación de que su familia tampoco.

Así que no queden dudas del volumen que dará Maduro a la entrega de Alex Saab. Lo relucirá, lo abrazará, decretará haber humillado a Estados Unidos, vociferará sobre la ingenuidad de la oposición a la que repetirá los insultos.

A final de cuentas, el triunfo de un presidente corrupto como Maduro es el regreso de su socio ladrón. No tiene más.

Me viene el recuerdo de los detalles que me contó el general Hugo Carvajal sobre el show que montó Maduro a finales de julio de 2014 para recibirlo luego de haber logrado su liberación pocos días después de haber sido detenido en Aruba acusado de narcotráfico por la justicia de Estados Unidos. El exdirector de contrainteligencia había sido nombrado cónsul general en Aruba como una manera de mantenerlo alejado del país porque Maduro no lo quería. En realidad, se detestan mutuamente. Carvajal, ahora preso en EEUU, fue recibido como un héroe patriota a su regreso. Igual harán a Saab, que tal como El Pollo, se mostrará profundamente conmovido.

Tarek es de los malos que con sangre fría ignora el dolor de familiares de desaparecidos por efectivos del régimen, como Hugo Marino, de quien nada se sabe después de caer en manos de la DGCIM el 20 de abril de 2019. Ni un minuto ocupa Tarek en salvar de su agonía a Emirlendris Benítez, joven probadamente inocente y cuya vida se apaga como consecuencia de las torturas recibidas. Menos ha de importarle que al dirigente de Súmate, Pedro Abdul, se le violen sus derechos y lo sometan a una desaparición forzada impidiéndole a sus familiares y abogados asistir a la audiencia que de manera ilegal fue realizada en las instalaciones del Helicoide. Y así, 275 presos políticos languidecen en las mazmorras venezolanas. 

La agenda de Tarek tiene prioridades. Para resumirlo: Tarek no es un poeta, lo suyo es el espectáculo.

Tarek ha ido ganando confianza con la experiencia. Digamos que complace a sus audiencias ansiosas de show. Cumple con el libreto.

 

Así que hoy Nicolás Maduro está en aprietos. Ha pasado a convertirse en un estorbo para propios y extraños. Para locales y extranjeros, civiles y militares, para opositores y especialmente para los del Psuv.

A diferencia de quienes creen que la parodia del Consejo Nacional Electoral que oficializó el desastre del referéndum consultivo fue una presentación armada deliberadamente por el oficialismo para desalentar el voto opositor en vista de la futura elección presidencial, opino que la circunstancia se les fue de las manos. Elvis Amoroso en su rol les resultó, como diría mi abuela, “aguado”. Tartajeante y torpe, haciendo maromas con las cifras, confundiendo votos con votantes, disminuyendo el cómputo final anunciado el día anterior, fue patético. La ausencia de rigor en los datos emitidos y el no informar sobre números esenciales evidenciaron al poder electoral enredado en su trampa y su falsedad.