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Es la Fuerza Armada la señalada como principal responsable de que Maduro siga en el poder. La culpable de la represión. La que traiciona a la patria entregando la soberanía a cubanos, rusos, chinos, turcos, iraníes. La que asalta nuestras riquezas. Las pruebas son continuas. Un caso vigente: aviones Y8 del grupo aéreo número 6 han están haciendo vuelos nocturnos a Cuba. Lo hacen con frecuencia, ida y vuelta. ¿Qué transportan? Los aviones están adscritos al Ministerio de la Defensa.

Ejemplos sobran. Lo que están haciendo con el arco minero no tiene perdón de Dios. Lo terrible es que los militares, sin que les tiemble el pulso, son cómplices de masacrar a los indígenas. 

Lo que ocurre en la Fuerza Armada no debe sorprender. En medio del dramático deterioro en la formación académica, abundan los antivalores y Diosdado por un lado y los cubanos por el otro, se han encargado de minar el liderazgo. A los segundos no les conviene un jefe con el control que aglutine el descontento. En cambio, Diosdado quiere el poder para él.

En esa desbandada de la moral, los mandos de la FANB se han ido amoldando para el crimen. La estructura es utilizada para los negocios ilícitos. Quien se resista a sumarse al delito, es castigado.

Maduro y sus socios de la corporación criminal –especialmente los cubanos– a partir de los hechos en Bolivia y ante la convocatoria de calle fijada para el 16 de noviembre, tomaron medidas extremas dentro de las Fuerzas Armadas y activaron a sus grupos paramilitares destinados a evitar las protestas bajo las manos de las FAES que cargan con casi 19.000 muertos en su haber durante tres años y sus miembros han sido los ejecutores del plan destinado a acabar con cualquier liderazgo popular y sembrar el terror en los barrios donde la desesperación por hambre puede llevar a arriesgar la vida con tal de expulsar del poder a los responsables de su desgracia.

Maduro exuda barbarie, expira maldad. Las cifras que documentan la destrucción del país no caben en este espacio y no alcanzan una explicación lógica. Y el usurpador, no conforme con los delitos mencionados, traicionó a la patria. La entregó a los cubanos y luego la mutiló para repartirla entre las mafias que ahora constituyen la corporación criminal sobre la que se ha mantenido. Convirtió a Venezuela en un antro, donde lo ilícito es protegido, donde el hampón es premiado y donde las únicas acciones de gobierno son otros delitos que realmente son sus nuevos negocios, tales como el Clap, la importación de medicamentos, el narcotráfico y la violencia.

La lucha en la calle no se decreta. Tampoco el voto. Eso deberíamos haberlo entendido desde hace bastante. A la comunidad no se le convence haciendo circular los análisis de Luis Vicente León que proponen acudir a elecciones presidenciales. No es una manera respetuosa de plantear un cambio en la estrategia que por demás es un escenario plausible en un país donde hacer política se ha convertido en un asunto casi imposible.

El problema está en que el cambio de seña sin explicación, genera una razonable sensación de engaño. 

A este régimen salvaje y genocida que encabeza Maduro le resbala la opinión de la comunidad internacional, pisotea la ley y se ríe de que el pueblo corra o muera. Los usurpadores son el atraso, la inmoralidad, la maldad. Se burlan de la democracia. He ahí la diferencia con los gobiernos de Chile y Ecuador.

Es un plan del comunismo del que quisiera destacar una parte: la psicopolítica, es decir, la técnica masiva de lavado de cerebros. Así ha sido difundida por psiquiatras y sociólogos que desde hace décadas vienen advirtiendo el interés del comunismo en atacar la mente humana, en cuyo escenario las personas van perdiendo el control, la serenidad, la lucidez. Y no se dan cuenta de que están cambiando sus convicciones. 

Lo que mi grabador registró y la información off the record, son suficiente para que los venezolanos, y los habitantes de las regiones vecinas, activen acciones muy contundentes, radicales, urgentes, para expulsar a Nicolás Maduro del poder junto a los cubanos. Porque es Cuba quien realmente maneja todo el sistema sobre el que se sostiene la dictadura. Cuando digo todo, es todo. No hay un solo secreto para los cubanos, que además, como buenos corruptos, sacan provecho personal a las disminuidas riquezas venezolanas.

El Gobierno de Colombia se quedó corto al calcular que 30 por ciento de la guerrilla colombiana se encuentra en nuestro país. Fueron muy conservadores. En Venezuela hay más. Casi todos los jefes del ELN y de la disidencia de las FARC están en territorio venezolano. Y donde están los jefes, están los demás. La precisión de su ubicación la conoce el alto mando militar. No es un secreto. Por eso no hay excusas para que los guerrilleros estén dirigiendo hasta los operativos de seguridad internos. Son extranjeros que hacen vida en el país y controlan territorios. En lo personal no los veo produciendo droga, pero sí cobrando impuesto por el paso, haciendo transacciones, ayudando en seguridad, de eso no tengo duda.