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José Vicente Rangel construyó su imagen enfocada en alcanzar dinero y poder. Desde el inicio de su carrera política mintió. Cuando el dictador Marco Pérez Jiménez llegó a Miraflores, Jotavé huyó del país. Muchos líderes habían sido encarcelados, pero él se escapó sin ser siquiera perseguido. Después inventó una versión heroica asegurando que había estado preso. No sería la única información falsa en su larga hoja de vida. También contó que había egresado de la escuela de Derecho y que luego había alcanzado un doctorado. Falso.

En sus 91 años hizo mucho daño. Utilizó el poder en todas las instancias posibles para sus propios intereses. Aún quedan los herederos de su mal.

Mientras Maduro se cura las heridas, Michelle Bachelet coloca en el debate el proceso electoral de 2021, no sin antes disparar contra la unidad opositora. La declaración de Michelle Bachelet quien salió al paso al contundente rechazo del mundo democrático al fraude del 6D. Su intervención fue un gesto, una contribución para suavizar el repudio, para ayudar al dictador a recoger los vidrios regados en el piso después de la respuesta del país a la farsa del pasado domingo. La Alta Comisionada de la ONU se ha apresurado a lavarle la cara al régimen al describir el fraude consumado como “un proceso pacífico” y para asomar tibiamente algunas irregularidades (solo eso, irregularidades), tal como que “el gobierno, de alguna manera, presionó a los trabajadores públicos”. 

Es la rutina de la dictadura ajustada a su plan con el que tratará de recuperar la Asamblea Nacional Sus anteriores intentos han fracasado. Ahora la Venezuela democrática deberá demostrar con fiereza que no se entregará. Deberá hacer virar el arma con la que le apuntan.

El país que ha librado innumerables batallas desde el mundo opositor ha sido maltratado sin piedad. La dictadura le ha privado de lo mínimo necesario para vivir. Le ha fracturado su psiquis, le ha arrebatado el amor de sus afectos. Lo doblega ante la necesidad. Lo deshumaniza y le seca la esperanza.

LA FAES atenta contra aliados de Maduro cuyo entorno conspira para obtener la mayor tajada de la herencia de negocios de Alex Saab.

La desaparición del comerciante Edward Velásquez Fernández en manos de efectivos de la FAES apenas asoma el rostro de lo que el Frankenstein construido por Nicolás Maduro es capaz de hacer, sin lealtad alguna a su creador.La Fuerza de Acciones Especiales ha atacado al entorno presidencial, haciendo honor a su inspiración: el crimen ejecutado con impunidad para su provecho y sin lealtades.

La FAES adquirió una fuerza inusitada. Llovieron los recursos y sobró apoyo para actuar con impunidad. Y Maduro se siente complacido. A final de cuentas siempre quiso tener un brazo armado a su disposición. Ya en el 2015 había fundado la Operación de Liberación y Protección del Pueblo para disponer de una fuerza de acciones especiales entrenada y apertrechada. La OLP pronto sembró terror en los barrios. Reclutaron colectivos armados rompiendo a los militares el monopolio de las armas. Se configuraron grupos de exterminio. Sin embargo, presiones de las Organizaciones No Gubernamentales lo obligaron a bajar el perfil y cambiarle de nombre. El monstruo de la mutación a FAES resultó peor.

El 17 de diciembre de 2009 la juez María Lourdes Afiuni fue trasladada al centro de reclusión femenina INOF en Los Teques. Sin orden judicial había sido señalada por liberar al empresario y banquero Eligio Cedeño quien tenía tres años preso sin juicio que lo procesara por evasión de controles de divisas. Afiuni actuó en concordancia con la recomendación del Grupo de Trabajo sobre Detención de la Organización de Naciones Unidas. Iniciaba un vía crucis que aún no tiene final.

La tortura se fue expresando en su cuerpo desgarrado por violaciones continuas. Sus órganos sexuales, vejiga y ano estaban destrozados y un seno había necrosado a punta de patadas calzadas con bota militar. Entonces, en el 2011 el país vio por primera vez su sonrisa de niña que se asomó tras las rejas de su apartamento convertido en prisión bajo el arresto domiciliario por razones de salud. Y aun cuando en el 2013 después de miles de opiniones de expertos en el mundo se decidió su libertad condicional, el juicio seguiría.

Jorge Rodríguez sabe que el remedio para calmar los males de Maduro es la venganza. En horas comenzó la elaboración del plan al alimón con Delcy, su hermana. Se debía castigar a alguien a quien Leopoldo López apreciara. La víctima sería humillada, iría presa, acusada de delitos atroces. El castigo debía resultar aleccionador. Roland Carreño cumplía con los requisitos. Periodista y dirigente de Voluntad Popular, es un personaje respetado y apreciado por la comunidad. Es un ser humano sensible, confiado y con una condición valiosa para ser explotada por un psiquiatra perverso para su descalificación moral: es homosexual.

Leopoldo López envió mensajes a todos los sectores del país. La mayoría disfrutó que burlara con éxito el férreo sistema de seguridad del régimen.

Sí, la activación pública de López agita la lucha y alienta a un pueblo extenuado.

Por supuesto que Maduro reaccionó. Sangrando por la herida activó su cruel aparato persecutor para detener a los familiares de funcionarios del gobierno interino (mejor si se trata de ancianos) allanando sus residencias y destruyendo sus bienes. De manera muy específica apuntó contra el periodista Roland Carreño, directivo de Voluntad Popular, sobre el que ordenó construir un expediente que lo vinculara con acciones terroristas. El mismo cuento de siempre. Probablemente hasta las armas que han sembrado a otros, ahora son recicladas.