17 Dec
Bachelet ayuda a recoger los vidrios
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Para el régimen, el resultado del 6D fue bastante peor de lo esperado. Sobrevaloraron su fuerza de chantaje. Acostumbrados a imponerse mostrando garras para generar miedo, presumieron que los ciudadanos votarían doblegados, presionados ante la posibilidad de ser apresados o despedidos de sus trabajos y privados de una miserable cuota mensual de comida. Pero la gente no se movió. Fue necesaria una prórroga en la hora de votación para que en la oscuridad se activaran los cancerberos de Maduro que tocaron de puerta en puerta, arrastrando a compatriotas que hoy deben despreciar aún más al dictador.

La narrativa de lo que iba sucediendo en el país fue transmitida por los mismos protagonistas de la farsa. El gobernador de Vargas, Jorge Luis García Carneiro, lamentándose de la poca votación, Nicolasito, el hijo de Maduro, jipiando por la ausencia de gente, y así…

El porcentaje de abstención será difícil de verificar, aunque no parece descabellada la consideración que lo ubica alrededor de 80 por ciento.

A pesar de la derrota que significa para el régimen este resultado que expresa el desprecio hacia Maduro al dejar dramáticamente vacíos los centros de su farsa de votación, lo sucedido es lamentable en tanto el valor de la democracia. Los ciudadanos venezolanos hemos encontrado en este acto la única forma de protesta que consistió en privarnos de ejercer el derecho invaluable de votar. Pero ante la dictadura, en este momento, con la protesta en la calle debilitada, no hubo otra salida. Para votar, que es lo que queremos, tiene que haber condiciones.

Si alguien tenía dudas de que el organismo electoral es un apéndice de Maduro, basta hacer seguimiento a las decisiones de la directiva del CNE en los alrededores del 6D. Fue así como sobre la marcha y sin que varios rectores del CNE supieran, se decidió el cambio irregular del centro de votación de Maduro desde el liceo Miguel Antonio Caro en Catia a la Escuela Ecológica Simón Rodríguez en Fuerte Tiuna. El traslado de un barrio popular a una instalación militar lo explica una sola palabra: miedo. Las denuncias de irregularidades fueron emitidas por los mismos chavistas que se quejaban de trampas y abuso de poder entre un sector y otro. La presión sobre los trabajadores públicos fue feroz. Pero el descaro mayor fue la alteración de listas el día posterior a la información de los resultados con lo que hasta la misma presidente del CNE, dijo y se desdijo.

Así que el tema sigue siendo el mismo: es imprescindible para asistir a un proceso electoral tener condiciones que garanticen una elección libre, justa y verificable.

Entonces sorprende ¿o no sorprende?, la declaración de Michelle Bachelet quien salió al paso al contundente rechazo del mundo democrático al fraude del 6D. Su intervención fue un gesto, una contribución para suavizar el repudio, para ayudar al dictador a recoger los vidrios regados en el piso después de la respuesta del país a la farsa del pasado domingo. La Alta Comisionada de la ONU se ha apresurado a lavarle la cara al régimen al describir el fraude consumado como “un proceso pacífico” y para asomar tibiamente algunas irregularidades (solo eso, irregularidades), tal como que “el gobierno, de alguna manera, presionó a los trabajadores públicos”. ¿Qué significa para ella, de alguna manera?

Después Bachelet enterró la daga al anunciar que hay una “verdadera oposición” con la que ella se comunica y que está dispuesta a sumarse a otro proceso electoral. Para nada se interesó en las condiciones para votar. Según ella, esa “verdadera oposición” le ha informado que después de este boicot, se prepara a participar en las elecciones regionales de 2021. Un mea culpa, pues.

Bachelet ha mostrado el plan de Maduro, su fórmula repetida, huir hacia adelante con una nueva elección. Apostando ahora con más fuerza a dividir la oposición. Para las elecciones de alcaldes y gobernadores en 2021, Maduro espera contar con más personajes y partidos que fracturen la unidad porque hasta ahora no lo ha logrado. Ya Henrique Capriles Radonski anunció desmarcarse del gobierno interino, sin referir que su partido Primero Justicia tiene un rol protagónico en el mismo. En el caso de Capriles, es una decisión que él había tomado antes del 6D, después de sus dos reuniones con Nicolás Maduro y otras muchas con Jorge Rodríguez, solo que el dictador no le cumplió y lo dejó embarcado luego de que había anunciado participar en el fraude. Como es historia conocida, Capriles tuvo que retirarse.

En este panorama sombrío, la oposición sigue peleando. Porque a pesar del desaliento, la gente se ha activado en favor de la Consulta Popular.