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El discurso es muy obvio: primero arranca con la descalificación del adversario para disparar luego contra los líderes que hacen vida en los partidos, lo que después lleva a despreciar a todos los políticos en general, salvo ellos mismos.

Las recientes elecciones en la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela, aporta el ejemplo. El resultado de ese proceso, aún en disputa para el momento de escribir esta nota, asomó un ganador, Jesús Mendoza, que en su primer discurso esbozó un relato que denigraba de la política hecha desde los partidos, sin reconocer que él mismo fue apoyado por el partido Fuerza Vecinal, especie de Caballo de Troya que ha reclutado a figuras conocidas del espectáculo, el periodismo y la oposición política, por supuesto.

El proceso que se cumplió el 25 de mayo pasado se anunció desde los inicios de su organización, con conflictos. Algunos voceros de la Asamblea Nacional opositora venían denunciando el uso irregular de fondos públicos desde unas alcaldías del área metropolitana para intervenir en el proceso electoral estudiantil. 

Las elecciones en Colombia se sienten como una especie de Deja Vu del proceso de finales de 1998 cuando buena parte del mundo sensato advertía a los venezolanos del peligro de colocar en la presidencia a Hugo Chávez. Pero, además, ese, ya de por sí peligroso escenario, no previó que otro aún peor podía prolongarse en su lugar. Un hombre que utilizaría las reglas de la democracia para ascender al cargo y violentar después toda la normativa, cuyo compromiso es con Cuba y sus aliados antiliberales para pisotear la soberanía y junto al crimen organizado enriquecerse a costa de los padecimientos de los ciudadanos, de la destrucción del país, bajo la disposición de arrasar con todo con tal de nunca abandonar el poder

Los anuncios y declaraciones de Gustavo Petro no han hecho más que confirmar las aprehensiones, a pesar de sus esfuerzos por aparentar distancia de Maduro y de bajar la intensidad a los frecuentes susurros cómplices compartidos con sus dañinos compañeros de lucha.

¿Cuál fue el modus operandi de la banda de Gorrín junto a Claudia Díaz y Alejandro Andrade? Para Gorrín fue el soborno, según consta en suficiente documentación en tribunales de EE.UU. Tablante, precursor en la denuncia de este caso, lo explicó: “A raíz del establecimiento del control de cambio en el 2003 la delincuencia financiera desarrolló una serie de mecanismos para ponerle mano a los dólares preferenciales donde la Oficina Nacional del Tesoro fue clave. La ONT vendía papeles a determinados operadores, bancos nacionales y extranjeros, a una ventajosa tasa preferencial de bolívar por dólar o euro, generalmente hasta diez veces menor a la del mercado paralelo o negro. Con la venta de una pequeña parte ya los beneficiarios pagaron a la ONT y navegaron en ganancias millonarias”.

Es asunto de tiempo. Maduro tarde o temprano decapita a quien no se doblega a prestarle servicio, por las buenas o por las malas. En todo caso hay que aplaudir -aunque termine en calistenia política- el intento democrático opositor de organizar elecciones primarias para las presidenciales de 2024. Ya han aparecido decenas de postulaciones, muchas de ellas -por supuesto, estimuladas desde el régimen-, pero otras dignas de considerar y para ello se debe discutir un procedimiento.

En cambio, la relación de Maduro con los gobernadores del PSUV tiene el mismo tipo de perversión que ha construido con los militares y en general con cualquier sector del país sobre el cual el régimen necesita garantizar el control: les estimula su voracidad, aunque muchos de ellos parecieran no haber necesitado ayuda para convertirse en corruptos y desfalcar las arcas de la región.

Están sucediendo cosas y no son buenas. Maduro consolida su poder con un escenario político en el que se da el lujo de modelar a sus opositores, unos, constituidos por fuerzas chavistas que miran con impotencia cómo se apaga la llama del “comandante eterno”, y otros convertidos en el madurismo light, con pensamientos delirantes como que a Nicolás se le puede convencer de ir a elecciones libres y hasta de entregar si sale derrotado. Nadie puede creer que es ingenuidad o ignorancia lo que impulsa estas nuevas, peculiares y muy flexibles maneras de observar al régimen. Todo muy conveniente para algunos empresarios y políticos, y sí, también para aquellos que se están entregando por agotamiento, que han envejecido en la lucha, que han perdido a los suyos, y que resignados aspiran morir en su tierra por algo distinto al hambre. Pero no hay inocencia en aquellos que han vendido su alma al diablo que se ofrecen sin pudor y con la cartera abierta para hacer el lobby necesario que logre eliminar las sanciones colectivas y hasta las individuales, que conspiran para que se borren las evidencias y se suspenda el proceso penal por violaciones de los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.

En medio de esta realidad que es pública y tiene rato, ahora, de pronto, Maduro ataca a quienes operan con la chatarra. “Le vamos a dar a las mafias en el cogote”, amenazó. ¿Mafias? ¡Tendría que enjuiciar al ministro de la Defensa y toda la jerarquía militar!

Dicen las fuentes de inteligencia que los cubanos advirtieron a Maduro del peligro de empoderar demasiado a los militares con el negocio de la chatarra.

Diosdado Cabello se sumó al mismo teatro: “da arrechera cuando uno ve un silo desmantelado para venderlo como chatarra”. Al respecto es importante referir que uno de los más informados sobre lo que sale y entra en los puertos venezolanos es José David Cabello superintendente del Seniat, hermano de Diosdado. “Él sabe por dónde sale la chatarra y quién la negocia”, ratifica una fuente militar.

La señora Olga Mata, una venezolana de 72 años, montó en redes su propio sketch y con mucha chispa ofreció por  Tik Tok las arepas que preparaba en su cocina, a las que -al igual que aplica la oferta comercial de areperas venezolanas- Olga les puso nombres. En esta ocasión, Olga las bautizó con personajes del madurismo.

Acertadísima su ocurrencia, pero la dictadura reaccionó. Fuentes de Palacio cuentan que la más indignada fue Cilia Flores con su rol asignado de arepa “viuda”, conocida popularmente como la arepa sin relleno.

El divertido video no habría trascendido del círculo familiar en un país normal. Venezuela no lo es y las alarmas del régimen se encienden cada vez que alguien públicamente menciona a cualquiera de la pareja presidencial o cuando se habla de temas que ellos sienten que amenaza su poder. Con Olga el sistema persecutorio practicó primero la coacción a través de fiscalía y tribunales, y luego ejerció la descarada extorsión.

Las pasadas elecciones regionales fueron un primer paso público con el que Ceballos asumió su activismo para disparar contra la unidad opositora. Lo hizo apoyando la candidatura de Claudio Fermín para la gobernación de Barinas. Patricia, además de madre de sus hijos también fue alcalde de San Cristóbal y reaccionó en un tuit: “lamento en lo más profundo de mi corazón las posturas públicas manifestadas por Daniel Ceballos. El sacrificio que en lo personal o familiar hemos hecho por Venezuela hace que no pueda entender ni compartir su posición”.

Queda claro que Daniel Ceballos es un rehén. Tal como argumentan los expertos, la tortura física o psicológica es una herramienta de coacción. Su objetivo es anular la identidad de la víctima. La consecuencia es un sujeto que queda vacío al haber sido sometido por un torturador que logra el control del cuerpo y de su voluntad. Algunos resisten tanto maltrato, otros no.