30 Aug
El chavismo busca hablar inglés
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Apenas arrancaba el 2019 cuando Walter Gavidia Flores y sus hermanos Yosser y Yoswal solicitaron a Cilia, su madre, que considerara la posibilidad de un plan para protegerse ella y su familia. Dicho de manera sencilla, la propuesta era negociar su salvación y abandonar a Maduro. Visionarios los muchachos, se adelantaban a lo que seis meses después ocurrió: fueron sancionados por el Departamento del Tesoro por estar implicados en corrupción con empresarios deshonestos como Alex Saab, socio de su padrastro Nicolás, en el prolífico negocio que apuesta al hambre de los venezolanos: las cajas Clap.

Calificados como “los chamos” en el expediente donde se documentan sus correrías, los hijos de Cilia Flores apelaban al derecho de disfrutar sus fortunas en Turquía, Chipre o cualquier isla amable con el dinero mal habido. Apelaron a su responsabilidad como madre, pero ella no cedió. Ahora se sienten en peligro y sufren severas limitaciones.

Los tres hijos de Cilia argumentaron lo que ahora va siendo expresión repetida por personajes de diferente jerarquía en el régimen: “el problema es Maduro”. Civiles y militares, figuras visibles del chavismo, se van sintiendo atrapados en un discurso político y una simbología que ponen en riesgo su seguridad y sus dividendos. El punto más álgido se expresó al conocerse que la cabeza de Tareck El Aissami vale 10 millones de dólares. Su amigo y testaferro Samark López también culpa a Maduro de su desgracia.

Carmen Meléndez, Yelitza Santaella y Estela Lugo, gobernadoras de Lara, Monagas y Falcón, son tres voces que con discreción murmuran incomodidad.

La Fuerza Armada no escapa al sentimiento mencionado. Podrán vociferar “leales siempre, traidores nunca”, pero escuchan propuestas de Estados Unidos. A eso no escapan ni el jefe del Sebin, Gustavo González López, ni el director de la DGCIM, Iván Hernández Dala.

Trascendían sospechas de más incomodidades cuando estalló la información periodística que desveló las conversaciones de Diosdado Cabello con el gobierno de Donald Trump. El dato irrefutable llevó a Maduro a huir hacia delante y afirmar que él había autorizado los encuentros. Falso, ripostó John Bolton. La negociación con el segundo hombre del régimen procura resolver la mejor alternativa para salir de Maduro, precisó el consejero de seguridad.

Fuentes militares aseguran que Diosdado también se convenció de que “el problema es Maduro”. Cansado de sacar del barro al residente de Miraflores, el jefe del PSUV y presidente de la ANC, puso en ejecución una estrategia por diferentes vías que convergieron en Estados Unidos. Mauricio Claver-Carone, asesor de Trump para el Hemisferio Occidental, es uno de varios activados para escuchar y transmitir las inquietudes de Diosdado, quien no deja de publicitar que él tiene su propio Ejército, de manera que no es Vladimir Padrino López el único que puede ufanarse de estar montado sobre cañones.

Diosdado ha sido concreto: “no hay salida sin el chavismo militar; tampoco hay salida sin Diosdado Cabello”.

La respuesta de Vladimir Padrino López no se hizo esperar. Decidió amenazar al Comando Sur: “Si están listos para arremeter contra nosotros, pues les respondemos: ¡Estamos listos! ¡Vengan! Saldrán millones de centauros”. En la FANB bromean con que Padrino está a punto de escribir tuits en ruso.

Esta situación interna del chavismo agita los escenarios planteados para resolver la dramática situación venezolana y de alguna manera sincera lo que ha sido colocado en la mesa dirigida por los noruegos: “el problema es Maduro”.

Todos andan asegurando sus espaldas. Los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez se han dividido responsabilidades para procurar un escenario que les evite malos ratos futuros. Él retó a Diosdado cuando éste presionó para profundizar el enfrentamiento con la oposición. Pretendía apresar más diputados y forzar el adelanto de elecciones parlamentarias. Por esa vez, Jorge Rodríguez se impuso al evitarlo. Su interés es ganar credibilidad ante la comunidad internacional. Su hermana, por su parte, se fue a Rusia y de paso en aquel continente, hará el chequeo de sus inversiones protegidas de las sanciones.

Obviamente Maduro también se mueve. No deja de trabajar para fracturar a la oposición aunque solo consiga caras gastadas, penosas, como la de Claudio Fermín, o entes desdibujados, amorfos, como Henri Falcón.

Siguen varios tableros activados, aunque el tiempo desespere.