07 Dec
De cómo el régimen convierte una escuela en prisión
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Hubo quienes pensaron que los productores de la serie Jack Ryan se habían interesado nuevamente en recrear los crímenes que se cometen con total impunidad en Venezuela, pero no. Las imágenes registradas por los vecinos de edificios aledaños de la urbanización El Marqués de Caracas, mostraban la histórica cancha de fútbol del Colegio San Agustín convertida en depósito de cuerpos masculinos con cabezas rasuradas y bragas amarillas. Hombres que sobre la grama verde se mantenían en cuclillas con mirada baja, sometidos por hombres uniformados con armas largas que parecían disfrutar el momento, la sensación de dominio, tener permiso para matar. Tal vez a los efectivos de la Guardia Nacional también les causaba placer ver el sufrimiento y el pánico de los representantes de niños y adolescentes que exigían con urgencia ver a sus muchachos para alejarlos de 150 presos que serían censados y depositados, según, y que en la zona 7 de la Policía Nacional Bolivariana ubicada en Boleíta.

Aunque básicamente nadie entendía nada.

¿Cómo es que esta institución educativa perteneciente a la familia Agustiniana, que desde 1963 ha formado a niños y adolescentes para integrarse a la sociedad venezolana, en minutos ha sido convertida en alojamiento de reclusos? La confusión fue integral. Las autoridades del colegio no pudieron suspender las clases y no avisaron a los padres que lograron enterarse de lo que sucedía a través de las redes sociales. Todos exigían que les entregaran sus hijos. Al estupor y la incredulidad los fue sustituyendo la indignación. Algunos profesionales, colocándose en riesgo de ser encarcelados solo por expresar su opinión en redes sociales, manifestaron su irritación. Carlos Trapani, coordinador de la ONG Centros Comunitarios de Aprendizaje, Cecodap, solicitó a la fiscalía identificar a los responsables de esta operación que amenazó la integridad y seguridad de la comunidad educativa, en especial a los estudiantes.

El insólito operativo llevado a cabo sin información oficial estuvo ausente de respeto al ciudadano; solo el nombre rimbombante de Operación de Liberación Cacique Guaicaipuro, sonaba útil para la tarjeta de presentación de los funcionarios. La razón del atropello ejecutado resultó ser el registro y traslado de reclusos que estaban siendo reubicados de algunas de las siete cárceles intervenidas en los últimos dos meses. Cualquiera puede imaginar la variedad y gravedad de los delitos atribuidos a los detenidos.

Durante el pasado martes, diferentes voces se fueron sumando a la protesta de esa especie de cárcel portátil, con razonables argumentos, desde el maltrato por la desinformación hasta el abuso de autoridad sobre los bienes privados, para coincidir en la certeza de que todo terminaría en nada, en agregar a la estadística un nuevo atropello al ciudadano.

El caso es una alegoría del país.

Una escuela convertida en prisión. La propiedad privada agredida. La desinformación. La comunidad en pánico. Niños y adolescentes conviviendo en las mismas instalaciones con una variedad de sujetos que en muchos casos forman parte de bandas sanguinarias. El irrespeto por la educación. El desprecio por la seguridad de los estudiantes y por los padres que en muchos casos se sacrifican procurando la formación de sus hijos.

El régimen ejecuta un plan poderoso para someter al venezolano bajo la confusión del desconocimiento. Venezuela paga caro estar bajo el dominio de un régimen inescrupuloso que tiene por residente en Miraflores a un fanático de la incultura.

También se alimenta el resentimiento contra quienes tienen o aspiran a tener una sólida formación de conocimientos y valores.

Entretanto los centros educativos tanto de Caracas como en el interior del país se caen a pedazos, sin equipos, sin servicios, con escaso personal que no puede vivir con una paga miserable. Sin embargo, es el gremio de profesores y maestros el que está dando una gran lucha en las calles para exigir mejoras salariales y reparación de las instalaciones.

Para el régimen la importancia de los centros educativos se centra en el sentido utilitario durante los procesos electorales. Para ello no escatima recursos, ni hay límite de tiempo para abusar de los espacios e invadir las instalaciones con cajas y equipos. Luego dejarán destrucción y basura. De esta manera, mientras usted lee esta columna, ya los equipos del Consejo Nacional Electoral acompañados de efectivos de la Fuerza Armada están ocupando las aulas de escuelas y colegios que tuvieron que suspender sus clases por el referéndum consultivo que ha montado Nicolás Maduro con la excusa del Esequibo para tratar de minimizar el devastador efecto que resultó la elección primaria opositora. Veremos cuánto nos cuesta a los venezolanos esta nueva y sucia estratagema y qué vuelta le darán a la escasa cifra de participación y su resultado.

En todo caso, para los que vayan a votar, la propuesta de especialistas confiables es colocar NO a las tres últimas preguntas.