03 Aug
Maduro en pánico: ¡Corran por sus vidas!
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Tenían razón los que me sugirieron ponerme este liquiliqui de lino. Nada como la alta costura. Esta pinta para la Batalla Naval seguro le gustará a la gente de la Marina. Cilita me dijo que los brujos recomendaron que me vistiera de blanco, que eso ayudaba amansar a los de esta tierra que son tan rebeldes. Son jodidos los maracuchos. A Cilia la vistieron de Nazareno, aunque se ve como rara con esa chaqueta morada.

El plan lo voy cumpliendo según los cubanos que me insisten en que no debo dejar de anunciar que viene violencia, de decir que los opositores conspiradores andan apostando a la desestabilización. Dicen que debo hacerlo cada vez que esté ante los militares, que bastante caro me salen, más ahora que me vengo quedando corto de dinero. Fuerza Armada Nacional Bolivariana, guardia en alto, alerta permanente, vigilancia y protección para garantizar la estabilidad e integridad territorial de la República. Nada mal me queda ese tono de severidad, a fin de cuentas, estamos en los actos por los 200 años de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo.

En nuestras manos jamás se perderá la patria. Esa frase me gusta, me la copié de Chávez, bueno, lo de ponerme liquiliqui también, y lo de hablarle golpeado a los militares y sobre todo meterlos en los guisos, esa es la cuerda que los amarra a mi felicidad. La Fuerza Armada es mi fuerza amarrada. Jajaajajkaja, que ocurrente soy.

Este año se ha vuelto peligroso, la oposición ha alborotado mucho la calle y la vaina saltó por lo menos esperado, la María Corina esa ¿no y que era una sifrina que nadie quería, que cada vez que convocaba un acto apenas iban cuatro gatos? Ahora la gente anda como loca. Por eso me gusta de esto de venir a territorio seguro. Los muchachos me cuentan que sintieron mucho entusiasmo por mi visita, que la gente hizo cola para registrarse y poder verme de cerca para aplaudirme y mostrar su amor. Con el traje blanco hasta parezco una miss, jajajajajaja. Nada como los concursos de belleza. La banda tricolor cruzada por el pecho va a recordarles momentos de felicidad cuando Venezuela ganaba en concursos internacionales.

Ya les dije a los muchachos que el éxito de esta gira podía considerarse el comienzo de mi campaña presidencial. La gente debe ver que su presidente goza de baños de masas. Que la María Corina no es la única que arrastra emociones, que al gran jefe lo quieren, lo adoran, que todos desean tomarse fotos y grabar videos con él, hacer tik tok, ay, cuanto me gusta hacer tik tok, eso es lo mejor, ya tengo seguidores como cualquier artista famoso.

Me repito: no se te olvide machacarle el miedo a la gente, insistir hasta el cansancio el discurso de que la violencia está del lado de los opositores, y el pueblo debe sentir el peligro de las armas. Tengo que lograr aterrorizar con el mensaje de que estamos dispuestos a acabar con aquellos que se atrevan a ir por el camino contrario a mi gobierno. Es que a veces la gente no aprende. No sé a cuantos más habrá que liquidar, torturar, perseguir, amenazar, corromper. Son duros estos tipos ¿no? ¿No se dan cuenta de que el poder soy yo? Y más allá. Que no vayan a creer que el apellido Maduro acaba aquí. Ahí viene mi muchacho ¡ay!, ¡cómo ha ido aprendiendo Nicolasito! No hace más que llenarme de orgullo con sus negocios, sus buenas compañías que han contribuido a multiplicar nuestro modesto capital que ahora está seguro y en las mejores manos, aunque no hay que confiarse, no vaya a ser, porque uno no sabe dónde está el traidor, ahí está Tareck, ah buena vaina me echó, por su culpa se me enredó el asunto de los reales. Ahora tengo problemas para la campaña electoral. Me tiene preocupado esto de las elecciones. ¿Cómo evitarlas? Algo se me ocurrirá.

Mis amigos chinos, rusos e iraníes me han enseñado a ser implacable con la censura. ¡Shiiito, como diría Juan Vicente Gómez!, ¡que a ningún medio se le ocurra decir algo que no queremos! ¡Cállenlos a todos! ¡Nadie imagina cuánto disfruto los reportes diarios de cierres de emisoras que me manda Conatel! Al general no le tiembla el pulso para callar a los habladores de pendejadas.

Por lo demás, yo me encargo del plan político. De eso he aprendido bastante. Hasta mis enemigos lo reconocen. ¿Qué haré para evitar las elecciones? Yo sé, yo sé, la gente me quiere. Me adora a pesar del veneno que inoculan los americanos.

Amjá, estamos llegando a la caminata. Miren cómo esos pelabolas están como loquitos por saludarme.

¡Acá voy! ¡Párense que me bajo del carro! ¡Vamos Cilita a desfilar por la Vereda del Lago de Maracaibo! ¡Que todos me seguro, sonriendo de felicidad! Soy el gran jefe, el que manda.

Se oye una voz: “Uno, dos tres: ¡Maduro coño de tu madre!!!”

¡Carajo! Vámonos da aquí. ¡Que Cilia nos alcance cuando pueda! ¡Corran por sus vidas!