27 May
Protesta militar
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Sus propios compañeros de armas los trataron como enemigos. Se trataba de una protesta de un grupo de militares, golpistas del 4F y 27N, compañeros de lucha, del chavismo pues. Los efectivos llevan días solicitando ajuste salarial, pensión y reenganche tal y como se lo prometió su Comandante Chávez. Ese privilegio Maduro se lo ha dado a pocos –con ascenso incluido, reconocimiento de antigüedades y demás privilegios- entre ellos al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.

 

El asunto es que los oficiales, algunos acompañados de sus familiares, tomaron con pancartas parte del centro de Caracas desde la tarde del pasado 26 de mayo. Antes habían alzado su voz en el Tribunal Supremo de Justicia. El lunes también lo hicieron de forma pacífica, como ha sido la mayoría de las protestas opositoras que han terminado siendo violentamente reprimidas con el doloroso saldo de muertos, heridos, detenidos y torturados.

 

Quienes protestaban se apostaron primero en la avenida Urdaneta, y asunto interesante, de manera espontánea se le comenzaron a unir algunos vecinos de Catia, se acercó gente de San Martín y hasta pobladores de La Pastora. De inmediato la calle se sintió caliente. Y el pánico comenzó a correr hasta llegar a Maracay donde se encontraba Nicolás Maduro en un acto con el nuevo Comandante de la Aviación.

 

La orden de reprimir fue inmediata. Fueron lanzadas las bombas lacrimógenas que suelen dirigir a cuerpos de estudiantes y residencias donde viven ancianos y niños. El grupo militar que protestaba resistió una primera andanada aunque se dispersó por un rato. Mas luego se reagrupó y atravesó el piquete y llegaron a su objetivo: las afueras de Miraflores.

 

El pánico se convirtió en terror y los rumores corrieron a la velocidad de la luz en las redes sociales. Para colmo un importante sector de la avenida Fuerzas Armadas y sus alrededores se quedó sin luz. Imaginen ustedes. La ilusión opositora soñó con la caída.

 

Obviamente no fue así. Lo interesante de destacar es la fragilidad de las órdenes que sufre este régimen. A veces parece imperceptible, pero en circunstancias como ésta, se evidencia que una situación realmente seria haría caer este gobierno como un castillo de naipes.

 

Las protestas han herido el gobierno de Maduro. Y el triunfo aplastante en San Diego y San Cristóbal sellaron de manera contundente la calle y el voto. Bueno para la oposición, malo para el gobierno.