04 Nov
El destino del que no podrán escapar
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Este 20 de octubre se cumplieron diez años de la muerte de Muammar Gadafi, el dictador sanguinario de Libia durante 42 años. En una situación alegórica, Gadafi se escondía en una alcantarilla en Sirte su ciudad natal una zona desértica donde fue capturado por una turba que lo redujo -a empujones, patadas y culetazos- a ser un hombre paralizado por el miedo. La imagen de Gadafi empalado con una especie de bayoneta y bañado en sangre recorrió el mundo. Caía muerto quien se hacía llamar “el líder de la revolución”. Persecutor de sus adversarios políticos, consolidó una red de sicarios que entregaba las cabezas de sus enemigos en una cava portátil. Para que el mundo no tuviera dudas de su muerte, su cuerpo sucio y aporreado fue expuesto en la nevera de un mercado de verduras. Un tiro coronaba su frente.

 

Caen, los malos sí caen.

Esta semana de eventos noticiosos la ocupó la extradición de Alex Saab, después de una espera de 16 meses detenido en Cabo Verde. El empresario colombiano, operador de las finanzas de la familia presidencial, conocedor por lo tanto del entramado de corrupción de la dictadura en sociedad con el crimen organizado, defendido hasta la desesperación desde Miraflores, ahora está en una prisión federal en Miami. En las imágenes transmitidas por Zoom de la audiencia celebrada el 18 de octubre pasado, los observadores destacaron el temblor de sus piernas que agitaban la tela de la braga color naranja.

La espera había llevado al escepticismo de muchos venezolanos acostumbrados a las derrotas, resignados a que los corruptos logran imponerse hasta mucho más allá de nuestras fronteras haciendo valer sus conexiones políticas y activando sus redes poderosas.

Y vaya si intentaron liberarlo. Más de 170 millones de dólares pagó la dictadura, según fuentes periodísticas, para la defensa de Saab. Esa cifra no incluye los planes paralelos que incluían dos operativos de rescate con los que Maduro había garantizado a sus socios que el reo colombiano no pisaría suelo norteamericano. Eso explica las fuertes medidas de seguridad para el traslado.

Aún estaba fresca la noticia de Saab cuando se confirmó que la Audiencia Nacional de España acordó hacer efectiva la entrega del general Hugo “El Pollo” Carvajal quien fuera jefe de la Dirección de Contrainteligencia Militar. El Pollo, que había roto relaciones con el régimen, tiene mucho que informar en tribunales de Estados Unidos, lo que preocupa a los protagonistas de la dictadura.

El Pollo es acusado por facilitar el tráfico de drogas a la FARC. Habrían sido operaciones dirigidas desde Miraflores y ejecutadas por el alto mando militar.

El Pollo logró adelantar verdades en su intento de mantenerse en territorio español al detallar que además del financiamiento ilegal al partido Podemos, se entregó dinero venezolano a Néstor Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Lula Da Silva en Brasil, Fernando Lugo en Paraguay, Ollanta Humala en Perú, Gustavo Petro en Colombia, Manuel Zelaya en Honduras y al Movimiento 5 estrellas en Italia.

Dinero arrebatado al pueblo venezolano que sufre de hambre, sin atención médica ni educación, que vive sometido a vejaciones y engaños.

Otra detención vinculada al crimen organizado por lo tanto relacionada con Venezuela ocupó el espacio informativo: la breve detención este miércoles 20 de octubre, del llamado canciller de la FARC, el narcoterrorista Rodrigo Granda. El arresto se produjo en el aeropuerto de México DF, ante circular roja de Interpol a solicitud de Paraguay por el secuestro, tortura y asesinato de Cecilia Cubas, hija del expresidente de ese país, Raúl Cubas. Granda retó a la suerte que lo ha librado anteriormente de prisión; en esta ocasión pretendía participar en un seminario político. Y aun cuando el grito unánime es para que sus huesos paguen por haber enterrado viva a Cecilia, estando embarazada, hace 16 años, sus delitos se mantienen impunes en Colombia al estar protegido por el acuerdo de paz de La Habana el cual lo hace intocable. Al regresar a Bogotá calificó de “juego sucio” su retención. Por su parte México asegura que solo fue rechazado su ingreso sin poner en peligro su libertad.

Esta vez se escapó, pero no siempre va a ser así. Cada vez está más cercado.

Por razones parecidas, la élite de la dictadura teme salir del país. Son pocos los que viajan. Sienten pánico de ser detenidos o asesinados. Su prisión es Venezuela.

Es alentador cuando se expresa la justicia. La actuación de tribunales internacionales alimenta la tan menguada esperanza de los venezolanos. Y aun cuando inquieta que los procesos no avancen bajo la velocidad anhelada, siguen su curso con seguridad.

El fiscal de la Corte Penal Internacional Karim Khan tiene ahora la palabra.